Concierto de temporada nº10

baadsvik

Director: Rubén Gimeno

Solista: Oystein Baadsvik. Tuba.

Obras:

  • Gli uccelli de O. Respighi.
  • Concierto para tuba en Fa menor de R. Vaughan Williams.
  • Sinfonía nº 4 en Fa menor, op 36 de P. I. Chaikovski.

Gli uccelli (Los pájaros) es una de las obras maestras del italiano Ottorino Respighi, conocido sobre todo por su trilogía romana y por Aires y danzas antiguas. Como ésta última, Los pájaros está basada en temas para teclado y laúd de varios compositores barrocos, que Respighi recompuso para orquesta en cinco movimientos. Cada uno representa a un pájaro diferente y todas forman una suite, género musical muy popular durante aquel periodo.

Escrito para Philip Catelinet, tuba principal de la Orquesta Sinfónica de Londres (quien lo estrenaría), el Concierto para tuba en Fa menor de Ralph Vaughan Williams fue acogido en un principio como una excentricidad por parte del veterano compositor inglés, con críticas despectivas en los medios por utilizar un instrumento considerado “menor”. Pero con el tiempo se ha convertido en una de sus obras más populares y en un pilar para los intérpretes del instrumento. Su estreno el 13 de junio de 1954 fue la primera ocasión en la historia en el que una tuba tomaba el papel solista en una obra concertante.

En las notas del programa para el estreno, Vaughan Williams escribió que la forma del concierto estaba «más cerca de la forma de Bach que de la Escuela de Viena (Mozart y Beethoven)». Pese a que esta obra en tres movimientos es relativamente corta, el compositor fue capaz de demostrar su propio estilo armónico y rítmico.

En la tortuosa vida de Piotr Chaikovsky, la composición de la Cuarta Sinfonía está ligada, de forma permanente, al funesto matrimonio con una antigua alumna del Conservatorio, Antonina Miliukova. Un desesperado intento de ocultar su homosexualidad que se saldó con una tentativa de suicidio y una posterior huida del domicilio familiar por parte del compositor. Pero mientras empezaba a trabajar en la Cuarta Sinfonía, conoció a Nadezhda Filaretovna von Meck, una viuda amante de la música y con muchísimo dinero. Admiraba la música de Chaikovski y empezó a hacerle algunos encargos modestos; después préstamos de dinero a fondo perdido y, finalmente, le impuso una mensualidad regular que duró 14 años (los mejores de su vida compositiva). Se convirtió en su gran mecenas, pero también amiga.

Chaikovski abandonó a su esposa y utilizó el dinero de la condesa von Meck para huir. Es entonces cuando se pone a trabajar en serio en su Cuarta Sinfonía, cuya escritura alternaba con la de la ópera Eugene Onegin, que dedicó a su protectora y “mejor amiga”.

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